1997. La vajilla de las "pequeñas locuras".
En 1996, nos habíamos puesto en contacto con unos jóvenes diseñadores de Barcelona a fin de que nos ayudaran a desarrollar una vajilla específica en la que presentar los petits-fours. Después de unos meses de trabajo surgió la línea definitiva. El modelo a seguir en la fabricación de las piezas se basaba en las formas de la papiroflexia,
realizadas en unas finas láminas bañadas en plata a las que se darian formas adecuadas para su uso. Cada una de estas piezas tenia su razón de ser, su propia personalidad, que iba unida indisolublemente al propio petit-four, que por su parte estaba concebido en función de esta pieza en concreto. El impacto en el restaurante fue fantástico. Estas piezas representaron el principio
de nuestra relación con el mundo del diseño, que posteriormente ha proseguido con otras iniciativas. Dentro de esta operación de revalorización de los petits-fours faltaba plantearse el nombre de estas preparaciones, que a partir del año siguiente pasó a ser perqueñas locuras.
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Bocetos para las pequeñas locuras.
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